segunda-feira, 14 de janeiro de 2008

O terrorismo também derruba o Ambiente

Questão de um anónimo nada comprometido:
As FARC estão a destruir a floresta, então onde é que se escondem?

Provavelmente, deve haver quem pensa que a coca não se planta!

Um texto merecedor de leitura:

El mes pasado volé por una extensión prístina de la selva tropical de la Costa Pacífica colombiana, una región que cuenta con una de las mayores biodiversidades del planeta, según afirman ambientalistas. Pero mientras me maravillaba con la alfombra verde de árboles, observé que a lo largo del terreno había muchos huecos rectangulares.

Estas cicatrices negras son producto de dos acciones - tajar y quemar - que no fueron ejecutadas por multinacionales madereras, sino por cultivadores de coca que buscan sembrar más hojas de esta planta para cumplir con la gran demanda de la misma que existe en Europa y los Estados Unidos.

Los cultivadores de coca en Colombia trabajan directamente para los grupos ilegales paramilitares, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y los dos grupos izquierdistas que las AUC combaten: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Las AUC son responsables de la mayoría de abusos de derechos humanos que hay en Colombia y, juntos, los tres grupos son los peores violadores de derechos humanos en las Américas.

Aparte de los asesinatos, secuestros y otras actividades criminales, las AUC, las Farc y el ELN han gasto aproximadamente 1.8m hectáreas de selva tropical.

En Colombia, la producción de cocaína no es una extensión orgánica de la cultura medicinal indígena, como algunos nos lo harían creer. Es una industria liderada por las AUC, las Farc y el ELN que contamina los ríos y los bosques con millones de galones de fertilizantes tóxicos, que quema los hábitat naturales de especies en peligro de extensión.

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